Y QUISIMOS SER ODÓNTOLOGOS

Esta profesión que decidimos abrazar es maravillosa.

Cada uno sabrá porque decidió caminar junto a ella. La relación con el paciente es única, pues se tiene la suerte de trabajar, generalmente junto a una persona que siente y piensa. Ese ser, además de sus dolencias físicas, trae consigo sus pesares, sus angustias, sus temores, sus duelos, al igual que sus alegrías, sus logros, sus triunfos.

Muchos necesitan compartirnos y ahí estamos nosotros para escuchar, para una palabra de aliento, estrechar fuerte su mano o simplemente hacer un breve pero eterno silencio.

La gente percibe nuestra sensibilidad y eso es muy positivo ser ODÓNTOLOGOS es lo que amamos y seguro, damos lo mejor de nosotros cada día. Y en la noche cuando apoyamos la cabeza en la almohada y repasamos la jornada vivida, aflora la tranquilidad que otorga el deber dignamente cumplido.